Existen en la vida una serie de acontecimientos
que te hacen remover momentos doloroso que hemos vivido, nos hacen volver a
sentir la misma sensación que es la de ser heridos o traicionados.
Cuando esto pasa nos preguntamos ¿En quién
podemos confiar? ¿Será que siempre estamos destinados a repetir la misma
historia? o será que al final es una broma cruel de la vida para reírse un rato
de nosotros.
El repetir la misma historia no es menos doloroso
que la primera, solamente que esta vez nos sentimos más humillados por que
debimos estar preparados para esto, pero al final siempre le damos una
oportunidad a las personas, por que estas no fueron la razón del primer dolor,
esperando no ser heridos pero cuando esto pasa la única persona que tiene la
culpa somos nosotros por confiar.
La fría y dura verdad es como una puñalada por la
espalda aunque esta no nos mata si nos deja tirados, las cicatrices al abrirse
solo nos muestran que no aprendimos de la primera vez y que ahora tenemos que
empezar de nuevo a sanar. En cada herida de guerra se lleva consigo un poco de
nuestra esencia que jamás podremos recuperar por más que lo deseemos.
No existen finales tristes solamente personas que
nunca quisieron ver la verdad y que cuando la buscaron el trago fue sumamente
amargo. Se dice que en este mundo no hay personas iguales solamente mascaras
que cambian de una persona a otra, pero que al final cuando tenemos la
oportunidad de quitárselas es el mismo lobo del cual una vez nos escondimos.
Los impulsos no están permitidos por que al
controlar nuestras emociones solo intentamos entender las cosas desde dos
perspectivas, aunque la otra parezca fuera de contexto o que sean de un mundo
alterno al que nosotros vivimos, y es ahí donde el sonido del mundo se detiene,
donde las palabras no existen y donde los perdones salen a relucir cuando ya es
muy tarde para eso.
Cuando abrimos nuestro corazón a alguien y
dejamos que entre en nuestra vida es un momento legendario pero cuando se cae
de nuestro pedestal es cuando no hay enojo, si no decepción, ya que lo más
triste es cuando ya no sabemos quién es esa persona en realidad, porque todo lo
que creíamos ya no existe y lo que existe es demasiado vació para darnos una
imagen clara ya que todo es tan borroso.
Podemos jurar 1000 veces que jamás volvernos a
pasar por lo mismo pero al final siempre la vida encuentra la forma de volvernos
a poner en la misma situación para enseñarnos que no es suficiente con aprender
una vez, a veces necesitamos una última para que entendamos que no porque
alguien pronuncie te quiero significa que sea real y que los charcos debajo de
los ojos siempre encuentran la manera de llenarse una vez más.
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