Me gusta el silencio por que en el puedo escucharme más lentamente, dejar
mis suspiros volar con la esperanza de que estos te lleguen a ti.
Me gusta el silencio por que me ayuda a sanar el corazón, hay heridas que
he dejado atrás, pero que algunas veces se hacen presentes.
Me gusta el silencio ya que el ruido de la ciudad es sofocante, necesito
este momento para pensar y desarrollar mi creatividad.
Me gusta el silencio ya que me recuerda las noches en las que te veía en
medio de una habitación con la luz prendida, leyendo una novela, un cuento, una
historia, ¡qué se yo!, algo que te ayudara a conciliar el sueño.
El insomnio es parte de mi vida ahora, las horas pasan y el sueño jamás aparece,
pero en cambio todas aquellas preguntas, recuerdos y sensaciones vuelven a mí,
como si estuviera viendo una película.
Las visiones de ti y de mi se hacen presentes, de un futuro irreal y de un
pasado, que puede, que fuera maravilloso o simplemente un deseo interminable
por querer tenerte a mi lado.
Vuelvo al mismo lugar donde nos dijimos “Te quiero”, escucho la canción de
cuando rompimos la línea entre nosotros y donde pude conocerte no solo a ti, si
no a tu corazón.
Si, ese corazón que no muestras fácilmente pero que sabes que esta lleno de
amor, o bueno eso quiero creer yo, ya que no puedo controlarte, ni cambiarte,
nunca lo he esperado y menos lo he deseado.
Habitamos en un mundo donde todo lo que creíamos quedo atrás, donde alguna
vez susurramos nuestros planes al universo, en aquel bosque dejándolos volar al
horizonte, con la esperanza de que se convirtieran en algo real, aunque muy en
el fondo sabíamos que esto sería pasajero.
Fuimos dos almas obligadas a dejar atrás toda una historia, dos almas que fueron
cobardes y desleales a lo que una vez creyeron ser. Dos almas que han envejecido
sin dejar de mirar los ocasos día tras día.
La espera de un ocaso, solo es la dulce ilusión, de que por fracciones de
segundos se vuelva a repetir en la mente una historia, como la costumbre de un
rezo por las mañanas o una fe ciega en alguna creencia.
En el silencio se esconde una parte de mi corazón, esa parte donde al perdernos
se quedó estática, nunca lo he dicho en voz alta, no por miedo, si no, ¡porque
no me daba la gana! ni mucho menos lo exprese en ninguna ocasión, solo el
tiempo, el ocaso y yo éramos cómplices de este secreto.
Ese secreto que espero 30 años, el cual se hizo presente un otoño en el mismo parque
donde nos dijimos adiós. Tu y yo frente a frente estáticos al ver estas caras
arrugadas, donde el tiempo no dudo en pasar, lo único que conservo de ti y de mí,
fueron los ojos llenos de ternura y aquellas miradas que alguna vez sentían dos
jóvenes enamorados.
Sonia
Angélica L. Arce
🥰
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